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CARÁCTER DE UN FRANC-MASÓN

Protectores de la Luz y Buscadores de la Verdad

La masonería es un sistema antiguo diseñado para impartir moralidad y ética, y enseñar servicio mutuo a sus miembros. En lugar del sermón o la lectura, la Francmasonería instruye a sus miembros mediante la realización de grados ceremoniales, cada uno con sus propias enseñanzas, símbolos y mensajes. Así, el masón se enseña por medio de la experiencia a servir a Dios, ayudar a su prójimo y mejorarse a sí mismo.

En esencia, la Francmasonería es la gran búsqueda de la Luz, y sus miembros son Caballeros y Protectores de esa Luz.

El fundamento de un francmasón se basa en los principios de la solidaridad humana, la libertad de conciencia y los hechos de la Hermandad. No impone restricciones a la búsqueda de la Verdad, y para asegurar esa libertad, exige la mayor tolerancia por parte de todos los miembros de la Orden. Para un masón, la libertad de pensamiento, palabra y acción pertenece a toda la humanidad: independientemente de la raza, la religión o el género.

De acuerdo con la antigua declaración de la Francmasonería, los Francmasones afirman la existencia de un Poder Supremo bajo el nombre de "El Gran Arquitecto del Universo", pero al mismo tiempo dejando la Razón Humana en libertad perfecta para diferir en cuanto a Sus Atributos. La masonería no es una religión y no posee ninguna teología, dogma o promesa de salvación. Sin embargo, es una organización religiosa en el sentido que procura ayudar a cada uno de sus miembros en su búsqueda de la verdad y la luz – animándolos a practicar su fe diligentemente. Sin embargo, la Francmasonería exige que cada masón sea tolerante con las creencias de los demás, no importa cuán diferentes sean.

La puerta a la Francmasonería está abierta a cualquier individuo, hombre y mujer de cualquier raza, religión o credo, requiriendo solamente que sea éste de carácter moral fuerte, con una creencia en un Ser Supremo, y un deseo de mejorar nuestro mundo a través del servicio.